Escribo...

Escribo porque mi alma se libera, guía las letras y transporta emociones... Compongo porque dialogan, silenciosamente, la pluma y el papel mientras sublimes ascienden mis versos.

domingo, 24 de mayo de 2020

La entrada


  La luz de las estrella se reflejó en mis ojos asombrados. Valió la pena  tolerar las interminables horas de viaje- notable travesía- que me condujo al sitio que quería visitar…contemplé admirado el cuadro natural que se abría paso ante mí: árboles  de un lado a otro unían su follaje y hacia el angosto valle en el que desembocaba el río, el cielo abierto mostraba sus pupilas brillares alrededor de la luna nueva.
  Los rumores que anidaban entre las hojas se confundían con el oleaje que golpeaba los peñascos. El agua dulce se arremolinaba y creaba escarpadas orillas. Me invadía una interesante impresión al observar tan gallardo escenario. Pocos y afortunados hombres habían podido llegar hasta este virgen paraíso escondido. Y en lo que a mí respecta, es uno de mis grandes placeres conocer lugares exóticos, estudiar diferentes fenómenos y componer mis textos de divulgación científica.
  El objetivo de este viaje radica en tomar unas tranquilas vacaciones y al mismo tiempo, reunirme con un compañero de la facultad para trabajar acerca de una tesis planteada en 1796. Ambos tenemos conocimientos sobre astronomía y estamos elaborando un texto crítico de Cosmografía acerca de una teoría presentada por Pierre-Simon Laplace, matemático francés y autor del libro “Exposition du Systeme du Monde”. No regresaré a mis labores sin profundizar los aspectos de Simon Laplace y los avances científicos relacionados con “Viento  estelar y agujeros”.
  Caminé alumbrado por la luna y complacido por la música efímera de las aguas y de algunas aves nocturnas que dejaban sus voces vagando en el aire. Escrutando las grandes formaciones rocosas me  topé con una abertura entre ellas, semejante a la entrada de una gruta. Encendí la lámpara y me aventuré a penetrar ese umbrío camino. Se veía el interior como encapotado por una ligera bruma… Entonces resaltó la imagen rojiza de una hoguera que se proyectaba más allá de donde me hallaba. Seguí en dirección a esas atizadas llamas; crecía en mí una sensación de gran incertidumbre mientras me aproximaba a la luz… ¿Quién encendería una fogata dentro de este lugar? La inseguridad me asedió; iluminé el sector y en una de las superficies pude ver una pintura rupestre. Despejé mis preocupaciones para dar  paso a la contemplación del grabado. Una fuerte energía estimuló mis sentidos. El dibujo mostraba un gran agujero negro[1] como los que están en el espacio, con trazos azulados circulares hacia el centro de la circunferencia. Alrededor de éste, una constelación de estrellas blancas, tan brillantes como las del mismo cielo que había contemplado al llegar.
  Tuve el extraño anhelo de extender mi mano para palpar la textura de ese diseño que me atraía tanto… De pronto oí voces y apagué la linterna. Me conduje casi a tientas hacia la salida y desaparecí por el otro costado de los macizos. Me escondí detrás de una roca,  en  la orilla del río. El agua golpeaba con furia y me salpicaba. De repente, surgieron tres sombras en las proximidades. Se reunieron en la entrada de la cueva, murmuraban frases indescifrables… El agua subía y bajaba ante mis pies y no podía moverme de mi escondite. ¿Quiénes eran? ¿Y por qué se ocultaban en esa cueva?
  Las aves que merodeaban la costa desaparecieron como por influjo de algo extraño… El rumor inicuo de los hombres brotaba de la oscuridad y su eco me inducía hacia el epicentro de ese círculo negro… sentí un golpe en la cabeza y caí desvanecido.
   Imaginé que me hundía en el espacio como por una especie de cascada, a una velocidad mayor que la de la luz y dentro de un gran agujero negro. Me sentí arrastrado hacia una curvatura infinita en la que el espacio y el tiempo se terminan. La gravedad del hoyo me empujaba hasta el horizonte de sucesos , una región que separa el agujero del resto de Universo. La presión gravitatoria comenzó a ejercer fuerza sobre el área donde me hallaba y me comprimía tal como lo hace con cualquier partícula.

  Percibí el desenlace escrito por mi propio colega. Me pareció reconocer su voz entre las de esos hombres. Un maniobra inteligente, premeditada y asombrosa… Comparé mi muerte con la de una Gigante roja[2]…            
  Recobré el sentido y suspiré al  sentirme a salvo de ese infierno. Tal vez la inquietud me había llevado al delirio...  Pero, al abrir los ojos, me vi envuelto en una lobreguez absoluta, cayendo vertiginosamente por un tubo cilíndrico. Percibí un terrible espasmo de violenta energía que me confinaba a la singularidad[3], límite a partir del cual ninguna partícula puede salir, incluyendo la luz…

  La hoguera chisporroteaba en la noche y se destrenzaban las débiles llamas ante el bravío soplo del viento. Las tres figuras se arrimaron a la hoguera y luego, la lumbre sucumbió ante la penumbra del ambiente. Dos  hombres salieron. Y el tercero se les sumó minutos después. Llevaba colgado en su hombro el bolso de su compañero…
  Ya se había ocultado la luna; el viento se serenaba y se oían remotos los pájaros cruzando el firmamento.
  Las formas ágiles de los tres desconocidos se agruparon hasta eclipsar el entorno… Se volatilizaron y desaparecieron allí, donde un sauce vuelca torrentes negros y los remansos se aquietan en un sinfín de silencios…




[1] Agujero negro: Región del espacio-tiempo provocada por una gran concentración de masa en su interior, con enorme aumento de la densidad, lo que genera un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera los fotones de luz, puede escapar de dicha región.. 

[2] Gigante roja: Estrella de gran masa.
[3] Singularidad: Límite o espacio curvo infinito provocado por la gravedad de un agujero negro.

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