Te veo brotar de mi tierra
irguiéndote sol a sol;
capullo florecido,
tú naciste de un amor.
Cada lluvia, cada brisa
Dios te envuelve con sus manos.
Entre lágrimas y caricias,
un tesoro nos ha dado.
Crece hijo bendecido
con amor desbordado.
Une tu ser encendido
al fuego que te ha creado.
Eres luz mas serás candela
y tus alas dibujarán
mil estrellas caminantes
en jardines de cristal. (2000)
Dios vive en las manos de un niño. Su tiempo es el tiempo por venir.
ResponderEliminarTan cierto Jorge Curinao... Gracias por tu comentario!
ResponderEliminar