Cae una lágrima del cielo
cual flor deshojada;
doliente tiene su rostro,
celeste y distante morada.
Sin vida que lo ilumine,
sin rayos en su mirada,
endeble está el firmamento
como brisa que se quiebra lejana.
Manto negro e inclemente
sobre tanta tierra ocupada;
sin quietud te impusiste,
sin una luna adornada.
Cae la noche oscura,
cellisca inesperada;
me encierro en mi locura,
espero desde mi ventana. (Mayo 2012)
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