Me está alcanzando la noche
en la taciturna tarde.
Culpa, duda y reproche...
Quisiera renacer y quedarme.
No deseo tornarme sombra
ni llama que arde mustia;
no ser eco que te nombra
cargado de ácida angustia.
Me está traspasando la Luna;
mi alma se cubrió de frío.
Es la oscuridad que me acuna
en las horas del estío.
Translúcida y etérea mi alma;
efímera presencia-ausencia.
Sublime asciendo sin calma...
Mi nombre es evanescencia. (Mayo 2012)
Hermoso profe, un placer.
ResponderEliminarGracias Carlita... Un abrazo
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